lunes, 18 de febrero de 2013

¿Por qué los nuevos MBAs se cargarán el mundo?

Viñeta de El Roto. Publicada en El País 18-02-2013

Es enternecedor ver cómo pululan por las bibliotecas de Ann Arbor, sede de la Universidad de Michigan en EEUU, grupos -gangs- de sophomores en el Bachelor of Business Administration, cortados con el mismo patrón. Se muestran dinámicos, agresivos y concentrados en desvelar los entresijos del funcionamiento del capitalismo, ahora que ya ha llegado al pináculo de "único sistema económico válido". El comunismo va para un cuarto de siglo que ha pasado a la historia, demolido por los vecinos de Berlín Este, ante las miradas pusilánimes y bobas de las fuerzas de seguridad de la RDA. ¿Quién quisiera compartir un WC con 5 familias en uno de esos bloques cerca de Karl Marx Platz?
Lo mismo sucede con esas futuras promesas, adalides del capitalismo del siglo XXI, los estudiantes de MBA -hermanos mayores de los anteriores sophomores- que se empeñan en descubrir el Santo Grial de esa gran institución del siglo XX: la corporación multinacional norteamericana. Para estos últimos lo único que cuenta es la dimensión que el becerro de oro ofrece de la realidad, su sueño es hacer una fortuna, ser los CEO más laureados y hacer una portada de la revista Forbes. Para los primeros, su deseo es meterse un par de años en la consultora McKinsey y luego cursar un MBA, si puede ser en Harvard, o sin salir de Michigan, que tampoco está tan mal la Ross School of Business.
Muchos de estos analistas que llegan a McKinsey ni siquiera vivieron la caída del muro de Berlín. Ni siquiera tuvieron que discutir con algún amigo sobre qué sistema es mejor, capitalismo o comunismo. No habían nacido. Ésto evidentemente no significa que no estén al corriente ni que no hayan leído a Marx.
Son los aprendices de brujo de un sistema único, sin un Némesis, sin enemigo o rival que te obligue a replantearte cosas en sana competencia por los recursos. Nada hay que consensuar ni debatir con otros, ya que somos los únicos y vencedores: en el plano económico, político y cultural. De ahí viene la insensibilización del sistema en el que estas personas se forman para el futuro. Ellos son paradigma de éxito, los que se verán abocados a gestionar la creación de valor para la corporación norteamericana, con una jurisdicción de facto global, apoyados por una Administración y unas Fuerzas Armadas que ya no tienen por qué andarse con farragosas negociaciones con otras culturas ni civilizaciones en caso de conflicto. Estos MBAs están arropados con todo ésto y se creen literalmente que en todo el mundo funciona su sistema y que es el cimiento para el crecimiento y desarrollo.

Creo que la insensibilización de la economía de mercado y de su amo y señor, los EEUU, ha creado una generación de jóvenes que, en su mayoría, se muestra también insensibles al dolor, a las desigualdades y al atropello de los derechos humanos. La economía de mercado hipócritamente es más respetuosa con los que se identifican con ella que con los que son más distintos. Las ideologías han pasado a un segundo plano y ahora lo que marca las distancias éticas y morales son las relaciones de identidad. Que no esperen los árabes recibir el mismo trato  y derechos humanos que los ciudadanos de New Hampshire en caso de conflicto. Serán aplastados igual que una nación grande como Irak, y luego mirarán hacia otro lado cuando vean que el desastre es tan grande que ni sus recetas de capitalismo, palets de billetes y corrupción, resuelven nada.
De lo macro a lo micro, el comportamiento del señor feudal (EEUU) impregna a sus protosúbditos más distinguidos: los MBAs, que nacen, crecen, y se desarrollan con una escala de valores en la que predomina el dinero sobre todo lo demás. Eso unido a la carencia de unos contra-balances que nos hagan replantearnos nuestros valores nos lleva a una fase de transición. No hay ninguna referencia en el pasado, ni escala de valores perdidos que nos sirva. Como dice Amin Maalouf: "de lo que se trata no es de volver a encontrar, sino de inventar. No es preconizando un retorno ilusorio a conductas de antaño como podremos plantarles cara a los retos de nuestra era".
Hay algún rayo de luz, como por ejemplo los que se muestran más convencidos de que se puede "reverdecer" a los negocios, que se puede hacer "una fortuna en la Base de la Pirámide" y los que se centran en la "ética". Esos brotes verdes ayudan, pero están encorsetados por un sistema y por unas corporaciones que aún no han mutado a lo que se vendrá en el futuro.
Como he dicho al principio, ahí en la mesa de al lado de este atestado Starbucks están los futuros MBAs, haciendo piña como siempre entre ellos, orgullosos de sus carpetas rotuladas con "The Ross School of Business" y un poquito mirando a los demás por encima del hombro. ¡Qué manía con el rollo de la identidad!. ¿Qué hago yo no haciendo un MBA en el mundo en que vivimos? Si al menos pudiera acceder a su super gimnasio en la Ross... Este maldito Master en Recursos Naturales y Medio Ambiente me ha hecho bajar un escalón. Dammed!!! Corro a matricularme en el MBA que Admissions debe estar vacío ahora a la hora de comer.

1 comentario:

  1. Estoy en pleno proceso de admisión de una de estas top ten de las que hablas. Y no, no soy hijo de.. ni rico ni convencido capitalista. Detesto la eficiencia a toda costa y creo en el futuro. Incluso diría que me siento atraído por la ideas de izquierda... no aquellas vertidas en El País, que es el cuento constante de lucha de clases y tal.. Sino en aquellas que tienden a la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de la familia donde uno haya nacido. Pero como uno puede llegar a cambiar algo? Si uno es pobre e incapaz de sostenerse a si mismo, que valor tienen sus ideas? Puede que le escuches dos o tres marginados como él, pero esto no llevará a cambio. Solo alguien que haya tenido existo personal puede tener influencia real. Y para esto hay que entrar alli que es de los pocos ascensores sociales que quedan.

    ResponderEliminar